viernes, 25 de enero de 2008

¿Y dónde queda la amistad?

Una marea muy alta.


Hablando de los límites marinos notamos que los chilenos están muy mortificados con el cambio de parecer del presidente Alan García, pues ellos recuerdan asiduamente que nuestro mandatario decidió, tiempo atrás, congelar el tema marítimo en cuestión y que la demanda ante la Corte de la Haya, lesionó una armonia de repatriación y patrimonios.


Esto podría ser un mal entendido o existe un verdadero sentimiento de rivalidad que va creciendo. Se sabe que Chile tiene dos cámaras; senadores y diputados, y el tema sobre el acuerdo comercial Perú-Chile, ya está aprobado por una.




Entonces el meollo es, según el diputado chileno Larraín, que la cámara que falta ratificar el acuerdo comercial ("tratado de libre comercio"), ha quitado el carácter de urgencia por disposición de la presidenta Michelle Bechelet según dice por problemas de tiempo.

Dame que te doy.

Si nuestro canciller asevera que lo que no es importante para Chile tampoco lo es para nosotros, se crea un conflicto desde ya, pues lo que se tiene que hacer es establecer que la causa peruana no es bélica, sino una forma diplomática de solucionar problemas.

A todo esto una cosa es muy cierta este acuerdo Perú-Chile no nos afectaría pero convendrá más al país del sur simplemente porque las inversiones de chile son mayores.



Chile tiene acercamiento con Bolivia y Ecuador y sus buena amistad se basa en relaciones de reposición de armas y donaciones. El secretario de la OEA, José Miguel Insulsa, hace poco tocaba, en la Paz-Bolivia, el tema de una posible salida al mar, aunando más los sentimientos que en el futuro nos podrían ser contraproducentes, aunque ello signifique demagogia para alcanzar la presidencia mapocha.

La demanda exigirá tiempo y pesará en los próximos gobiernos pero si el objetivo es salir airosos se requiere presición, gente preparada. Chile está llamando a sus historiadores, ex cancilleres, geógrafos y tiene apoyo político.

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