Cuando nadie responde y el silencio grita, es cuando más se necesita una explicación consoladora.
EL ESCALENO.- La realidad de nuestros centros de salud, refiriéndome explícitamente a los del Estado, van de mal en peor, los galenos parecen haber perdido la noción de exactitud y precisión en la cual se debe basar su trabajo y en el cual Hipócrates de Cos se esmeró muchos años atrás.
Así como nos informamos de las tragedias que existen hoy en nuestras carreteras y que ya han registrado más de cuatrocientas muertes en lo que va del año, el peruano sigue viviendo en una sociedad en donde los hospitales se han ganado una reputación oscura donde la gran mayoría siente temor y piensa que si tienes suerte puedes seguir con vida.
Muertes y más muertes.
El nuevo caso de los 22 niños contagiados por el virus del Hepatitis “B” (una de las clases más peligrosas de esta enfermedad, y que es causa directa de la cirrosis y vulnerabilidad inmunológica) es preocupante nada menos porque se relaciona a seres humanos que tienen toda una vida por delante. Y lo ocurrido no es sólo en el Servicio de Neurocirugía del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) sino la mayoría de los hospitales públicos en Lima y provincias.
Hace poco rebotaron en todos los medios la noticia de la falta de materiales básicos para realizar cirugías en hospitales de Cajamarca y Huancayo quienes utilizaban métodos primitivos para ejecutar acciones, empleando alicates, martillos y otros tipos de herramientas. Esto es sinónimo evidente de que algo no camina bien en el sector y que las decisiones y acciones del ministro Garrido-Lecca son desacertadas.
Bien, ahora recordemos (sólo como referencia) cuando Pilar Mazzetti era ministra de salud y el caso de Judith Rivera, contagiada de VIH en el hospital Daniel Alcides Carrión mediante una transfusión y de los niños que corrieron la misma suerte en la maternidad de Lima.
Retrocedo al posible origen del problema y me pregunto, ¿Qué tan profesionales son los egresados de nuestras universidades e institutos de las carreras de salud o qué mentalidad hay dentro de ellos a la hora de realizar su trabajo?.
Ayer por la noche en el programa “Enemigos íntimos” confirmaron, mediante entrevistas a los implicados, el deceso de muchos de los bebés que fueron perjudicados durante el mandato de Mazzeti y la triste realidad de discriminación que llevan aquellos que aún pueden vivir gracias a los retrovirales.
A muchos se les han cerrado las puertas. En el trabajo, el colegio o ha donde vayan, les brindan un trato indiferente.
Pareciera que el Estado espera que la gente se muera para limpiarse las manos, otros siguen esperando las promesas ofrecidas en su momento por las autoridades. Este acto burlón de juego de palabras sucede con frecuencia en todas las carteras, sin importar sufrimientos.
Lamentablemente, como periodista reconozco que la noticia es el hecho de “ahora” y muchas veces no hay un seguimiento para tantas denuncias existentes, pero este problema sobrepasa la ética y los derechos humanos en donde los responsables deben ser castigados como, o similar, a cualquier otro homicida.
¿Cuántas vidas tiene el Estado por compensar o si fuera el caso, cuántos años por pagar prisión? Desde pequeño me enseñaron que es derecho avalado por la constitución la vida y la salud. Ahora creo que el miedo por ir a un hospital va en subida y cada ciudadano que este informado del tema tratará de automedicarse y sanar por obra del Espíritu Santo.
Lo peor es que notros mismos, ya sea por temor o por ignorancia, nos hacemos el daño. Si este caso de los niños contagiados por Hepatitis “B” vino de uno en uno hasta llegar a esta cifra de 22 (de los cuales 3 ya fallecieron), entonces porqué no se hizo público en su momento y se espero una vez más a que las denuncias de los padres develen el descuido fatal. Estas son cosas que una vez más el Estado deberá responder y esperemos no recibir nuevamente su silencio en el transcurso de las semanas.
EL ESCALENO.- La realidad de nuestros centros de salud, refiriéndome explícitamente a los del Estado, van de mal en peor, los galenos parecen haber perdido la noción de exactitud y precisión en la cual se debe basar su trabajo y en el cual Hipócrates de Cos se esmeró muchos años atrás.
Así como nos informamos de las tragedias que existen hoy en nuestras carreteras y que ya han registrado más de cuatrocientas muertes en lo que va del año, el peruano sigue viviendo en una sociedad en donde los hospitales se han ganado una reputación oscura donde la gran mayoría siente temor y piensa que si tienes suerte puedes seguir con vida.
Muertes y más muertes.
El nuevo caso de los 22 niños contagiados por el virus del Hepatitis “B” (una de las clases más peligrosas de esta enfermedad, y que es causa directa de la cirrosis y vulnerabilidad inmunológica) es preocupante nada menos porque se relaciona a seres humanos que tienen toda una vida por delante. Y lo ocurrido no es sólo en el Servicio de Neurocirugía del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) sino la mayoría de los hospitales públicos en Lima y provincias.

Hace poco rebotaron en todos los medios la noticia de la falta de materiales básicos para realizar cirugías en hospitales de Cajamarca y Huancayo quienes utilizaban métodos primitivos para ejecutar acciones, empleando alicates, martillos y otros tipos de herramientas. Esto es sinónimo evidente de que algo no camina bien en el sector y que las decisiones y acciones del ministro Garrido-Lecca son desacertadas.
Bien, ahora recordemos (sólo como referencia) cuando Pilar Mazzetti era ministra de salud y el caso de Judith Rivera, contagiada de VIH en el hospital Daniel Alcides Carrión mediante una transfusión y de los niños que corrieron la misma suerte en la maternidad de Lima.
Retrocedo al posible origen del problema y me pregunto, ¿Qué tan profesionales son los egresados de nuestras universidades e institutos de las carreras de salud o qué mentalidad hay dentro de ellos a la hora de realizar su trabajo?.
Ayer por la noche en el programa “Enemigos íntimos” confirmaron, mediante entrevistas a los implicados, el deceso de muchos de los bebés que fueron perjudicados durante el mandato de Mazzeti y la triste realidad de discriminación que llevan aquellos que aún pueden vivir gracias a los retrovirales.
A muchos se les han cerrado las puertas. En el trabajo, el colegio o ha donde vayan, les brindan un trato indiferente.
Pareciera que el Estado espera que la gente se muera para limpiarse las manos, otros siguen esperando las promesas ofrecidas en su momento por las autoridades. Este acto burlón de juego de palabras sucede con frecuencia en todas las carteras, sin importar sufrimientos.

Lamentablemente, como periodista reconozco que la noticia es el hecho de “ahora” y muchas veces no hay un seguimiento para tantas denuncias existentes, pero este problema sobrepasa la ética y los derechos humanos en donde los responsables deben ser castigados como, o similar, a cualquier otro homicida.
¿Cuántas vidas tiene el Estado por compensar o si fuera el caso, cuántos años por pagar prisión? Desde pequeño me enseñaron que es derecho avalado por la constitución la vida y la salud. Ahora creo que el miedo por ir a un hospital va en subida y cada ciudadano que este informado del tema tratará de automedicarse y sanar por obra del Espíritu Santo.
Lo peor es que notros mismos, ya sea por temor o por ignorancia, nos hacemos el daño. Si este caso de los niños contagiados por Hepatitis “B” vino de uno en uno hasta llegar a esta cifra de 22 (de los cuales 3 ya fallecieron), entonces porqué no se hizo público en su momento y se espero una vez más a que las denuncias de los padres develen el descuido fatal. Estas son cosas que una vez más el Estado deberá responder y esperemos no recibir nuevamente su silencio en el transcurso de las semanas.