jueves, 14 de febrero de 2008

MERITOCRACIA MAGISTERIAL

Durante los últimos días en nuestro país se viene dando vueltas a 3 temas; "Grupo Colina", "Tercio superior" y el caso "Tula Benites". Centrémonos en los dos últimos.
Primero, si bien uno es conciente y decide explorar un poco se encontrará con la sorpresa que, en la actualidad, la mayoría de jefes de entidades públicas y embajadores son pertenecientes al imperio aprista y los pocos, que no son partidarios, es porque reciben un favor que hace algún tiempo le hicieron al actual presidente cuando se encontraba en el olvido. Caso el ministro de Educación Antonio Chang Escobedo, quien le dió un trabajito en el tiempo de su anonimato.
Una frase salió a relucir en el periodo toledista, “otorongo no come otorongo”, el caso, parece, se vuelve a repetir con Tula Benites “paloma no come paloma”. La iniciativa de protección de una alianza aprista en salvaguardar a sus partidarios a pesar de haber infringido en delito alguno (por confirmar) es apodíctico y transparente.

Es que querer es poder y poder es tener. Hay muchas quejas de despidos arbitrarios, sin explicación, dentro del sector público y ahora los maestros -muchos de ellos de escasos recursos y que sostienen a sus familias explotados en sus respectivos empleos- son discriminados en un gobierno calificado de “democrático”.

Hace dos días, leía el editorial del maestro César Lévano, en el diario La Primera, quien tampoco parecía estar de acuerdo con las aberraciones del Dr. Antonio Chang Escobedo, dueño de la USMP, ante los maestros peruanos, pues recordaba que muchos de los actuales políticos no pertenecían al tercio superior y que hasta que el líder del partido de turno, Don “Víctor Raúl Haya de la Torre” había sido reprobado por Luis Miró Quesada, cuando estudiaba en San Marcos, lo cual pareciera haber impedido al orador estar dentro del tercio superior.

¿Dónde terminará este problema? Declaraciones de autoridades del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (Sutep) y de los gobiernos regionales no han descartado posibles huelgas a vísperas del inicio del año escolar y la cumbre mundial.

Los maestros se mortifican de un hecho aparentemente arbitrario pues una ley puede establecer condiciones pero no una norma administrativa como lo es el Decreto Supremo Nº 004-2008-ED, la cual atenta contra el artículo 21.2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en donde explica: “toda persona tiene el derecho de acceso a las funciones públicas de su país, en condiciones de igualdad”.



Comparemos, en el primer gobierno de Alan García, cuando la ministra de educación era Mercedes Cabanillas, ella se regía de los métodos de evaluación según la demanda de crecimiento escolar basadas en las leyes del profesorado 24029 y su modificatoria 25212, que establecían reformas curriculares en extensión de horarios en ciertos cursos, estudios los días sábados, integración de nuevas materias, entre otras, pero el caso del tercio superior ni lo tocó.

Y ésto porqué? Creemos que un título a nombre de la nación ya sea universitario o de instituto superior, da confianza al profesional para ejercer laboralmente y el hecho de no integrar un circulo estudiantil de eruditos, por motivos de múltiples responsabilidades, preocupaciones y financiamiento, nos parece discriminatorio.



Lo que el Ministerio de Educación debería de hacer es establecerse metas y ser diligente a futuro y no operar de un día para otro.

No sólo Yehude Simons, sino varios presidentes de gobiernos regionales y autoridades mantienen su contradicción con el aún vigente rector de la Universidad San Martín de Porres, que a pesar de intimidarlos con disparar denuncias penales fundamentándose en que su actuar conllevará a la eliminación de mediocridad, acoso sexual, cobro de tasas, apafas, lucro indebido con materiales escolares, entre otros, no se atemorizan al ser concientes que existe una irregularidad constitucional.


Pero... ¿Ciertamente la medida garantizará un mejor desarrollo en las aulas públicas del país? Cuando le formularon esta pregunta al ministro, no tuvo otras palabras que aseverar que ello será un premio al mayor esfuerzo, que no significaba un regalo.

Personalmente como ex universitario creo que para egresar de la universidad siempre se exige un gran esfuerzo. Otro más será actualizarse y especializarse.

Con el pasar de los días, la irracionalidad de promover una política de tercio superior traerá cola. El mismo Antonio Chang, en su universidad, firmó títulos que no pertenecían al tercio superior. La solución más precisa saldrá del diálogo.

Ahora los más de 25000 maestros de las distintas provincias del país están siendo maltratados, hay que tener cuidado con el APRA, no vaya a dar otro mal paso. Dicen que la primera fue por ingenuos, la segunda por un mal menor, la tercera (si llega) será por idiotas.

*Fotos (Internet).

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