En vísperas del “Día de lucha contra las drogas”, la muerte se hace presente.
El Escaleno. Nadie sabe cómo fue. Si los asesinos estaban concientes o manipulados por algún estupefaciente. Lo cierto es que sólo se oyeron disparos y luego la dureza de la caía de los cuerpos presentes.
Eran las 5:30 de la tarde de un día de fútbol y llovizna. Los hinchas de un equipo popular se dirigían a pie hacia el centro de Lima y tenían que pasar por el distrito de San Martín (Pocitos) para llegar al estadio a alentar a su equipo.
Lamentablemente no fue así. Nunca llegaron. La policía los escoltó, pero ni eso respetaron. Una moto como si fuera la sombra de la muerte llegó y desapareció. Nadie vio nada. Sólo después de la conmoción, un gélido sentimiento se apoderaba de la muchedumbre, Daniel Blanco Fernández había muerto y ya no estaría más con ellos.
Buscando respuestas
En los últimos años, en nuestra sociedad y otras comunidades del planeta, la violencia se ha ido apoderando rápidamente de los grupos juveniles.
Los casos más recientes en nuestro país son las peleas entre los “Noles” y “Castilla” en el Callao. y por otra parte, los Maras Salvatruchas (MS13) en El Salvador y países de América Central quienes gobiernan sus regiones con la ley del más fuerte.
Gente que cree ser autoridad a donde llega, bajo su mejor escudo y carta de presentación, una pistola. Ellos han encontrado en la informalidad una simbiosis entre grupos juveniles y barras bravas quienes sin ningún problema adquieren armas de fuego en los lugares más descuidados de la capital, ya sea Tacora, Paruro o las Malvinas, por mencionar algunos.
Esto, junto al consumo inapropiado de alcohol, la pobreza, el libertinaje y las drogas, son creadores de vidas desorientadas que concluyen, muchas veces, más allá del robo. Hablamos del secuestro y la muerte.
El Escaleno. Nadie sabe cómo fue. Si los asesinos estaban concientes o manipulados por algún estupefaciente. Lo cierto es que sólo se oyeron disparos y luego la dureza de la caía de los cuerpos presentes.
Eran las 5:30 de la tarde de un día de fútbol y llovizna. Los hinchas de un equipo popular se dirigían a pie hacia el centro de Lima y tenían que pasar por el distrito de San Martín (Pocitos) para llegar al estadio a alentar a su equipo.
Lamentablemente no fue así. Nunca llegaron. La policía los escoltó, pero ni eso respetaron. Una moto como si fuera la sombra de la muerte llegó y desapareció. Nadie vio nada. Sólo después de la conmoción, un gélido sentimiento se apoderaba de la muchedumbre, Daniel Blanco Fernández había muerto y ya no estaría más con ellos.
Buscando respuestas
En los últimos años, en nuestra sociedad y otras comunidades del planeta, la violencia se ha ido apoderando rápidamente de los grupos juveniles.
Los casos más recientes en nuestro país son las peleas entre los “Noles” y “Castilla” en el Callao. y por otra parte, los Maras Salvatruchas (MS13) en El Salvador y países de América Central quienes gobiernan sus regiones con la ley del más fuerte.
Gente que cree ser autoridad a donde llega, bajo su mejor escudo y carta de presentación, una pistola. Ellos han encontrado en la informalidad una simbiosis entre grupos juveniles y barras bravas quienes sin ningún problema adquieren armas de fuego en los lugares más descuidados de la capital, ya sea Tacora, Paruro o las Malvinas, por mencionar algunos.
Esto, junto al consumo inapropiado de alcohol, la pobreza, el libertinaje y las drogas, son creadores de vidas desorientadas que concluyen, muchas veces, más allá del robo. Hablamos del secuestro y la muerte.

Citando las palabras de Rómulo Pizarro, presidente de DEVIDA, quien ayer brindó una entrevista en una radio local, se pudo saber que hasta hoy las autoridades distritales, regionales ni el gobierno central ha propuesto plan alguno de prevención en los distritos más afectados por este flagelo.
La escasa educación de calidad en las escuelas públicas, exiguos beneficios para una buena salud y la falta de acceso a lugares de relajación y recreación para la clase indigente repercute en el factor psicológico del adolescente quien a esa edad pasa por preocupaciones y cambios emocionales que necesitan ser tratados debidamente.
Posiblemente la destrucción de hogares y la violencia dentro de la familia tenga mucho que ver con el problema, pero no es sólo eso. Esto surge como problema de algo que pareciera ser un tridente “sociedad-familia-escuela” donde no existe la adecuada influencia de la enseñanza de los valores, deberes y derechos desde la minoría de edad.
De qué vale no intentar eliminar el tema de drogadicción o al menos atenuarla y de esa manera procurar más muertes y autosuicidios a largo plazo.
Tenemos el ejemplo de la región San Martín (Tocache). ¿Por qué no ponerse a trabajar entonces?.
Acaso se está esperando que más personas acudan a los centros de rehabilitación para gastar el dinero únicamente en terapias regenerativas.
El no solucionarlo hoy, es un signo de tolerancia.

Si no hay acción por parte de las autoridades en este momento, el Perú, en algunos años, podría convertirse en tierra de nadie. A tener cuidado, el narcotráfico durante el último año ya encontró un millón de nuevos consumidores en Europa y su búsqueda en el mundo aún continúa.